02 de abril de 2025

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El Legado de Rufes: Un Templo del Vino en el Corazón de Ávila

La Bodeguita de San Segundo, un legado de Emilio Rufes, es un emblemático punto de encuentro en Ávila donde la pasión por el vino y la tradición gastronómica local se fusionan en un ambiente castizo y acogedor.

El Legado de Rufes: Un Templo del Vino en el Corazón de Ávila
ahoraavila
  • 25 de Febrero de 2025

En las calles empedradas de Ávila, donde la historia se entrelaza con el aroma del vino, se encuentra un rincón especial: La Bodeguita de San Segundo. Este no es un restaurante común, ni una vinoteca al uso; es un lugar de encuentro, una tasca con alma, donde cada copa cuenta una historia. Y en el centro de esta historia, brilla el recuerdo de Emilio Rufes, un hombre que transformó la cultura del vino en la ciudad.

Rufes, quien durante 12 años lideró la Asociación de Sumillería de Ávila, fue un pionero en acercar el vino a todos los paladares. En 1998, abrió las puertas de su pequeña taberna en la calle San Segundo, un proyecto nacido de su pasión y experiencia como distribuidor de vinos. Su visión era clara: democratizar el vino, permitiendo que todos disfrutaran de una copa, sin importar su presupuesto.

"Mi padre quería que la gente de su ciudad descubriera el mundo del vino", recuerda Augusto, su hijo, quien ahora lleva las riendas del negocio. "Introdujo la idea de beber vino por copas, algo que hoy es tan común".

La Bodeguita ha evolucionado con el tiempo, desde una tienda gourmet hasta un restaurante que celebra los productos locales. Pero su esencia permanece intacta: un lugar de encuentro donde la conversación fluye, las amistades se forjan y el vino es el protagonista.

Cada jueves, la tradición continúa con tertulias que reúnen a intelectuales y amantes del vino, un legado de Emilio. La bodega es un tesoro, con vinos de todo el mundo, pero siempre con un lugar especial para los vinos de Ávila y Castilla y León. Y, por supuesto, no falta el jerez, servido directamente del grifo.

La calidad es la marca de la casa, como lo atestigua su Solete de la Guía Repsol. Los platos, desde las patatas revolconas hasta el chuletón de Ávila, son un homenaje a la gastronomía local. Y las lentejas, galardonadas como las mejores de la ciudad, son un testimonio del buen hacer de la cocina.

Emilio Rufes fue mucho más que un tabernero; fue un embajador del vino, un impulsor de la cultura enológica en Ávila. Su legado perdura en cada copa, en cada conversación, en cada rincón de La Bodeguita de San Segundo.

"Mi padre puso a Ávila en el mapa del mundo del vino", afirma Augusto. "Gracias a él, el 90% de las bodegas conocen Ávila".

La Feria del Vino y de Productos de la Tierra, que él impulsó, y el concurso nacional de sumilleres, son solo algunos ejemplos de su impacto. Hoy, La Bodeguita sigue siendo un punto de referencia para los amantes del vino, un lugar donde la tradición y la innovación se encuentran.

Carlos Casillas, chef con estrella Michelin, es uno de los muchos que frecuentan este templo del vino. Para él, las gildas de La Bodeguita, acompañadas de un buen vino, son el aperitivo perfecto frente a la muralla de Ávila.

La Bodeguita de San Segundo es más que un negocio; es un símbolo de la identidad abulense, un lugar donde el espíritu de Emilio Rufes sigue vivo.