25 de noviembre de 2024

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De Crónicas

ANTONIO GALA ‘IN MEMORIAM’ DESDE ÁVILA

ANTONIO GALA ‘IN MEMORIAM’ DESDE ÁVILA
ANTONIO GALA ‘IN MEMORIAM’ DESDE ÁVILA
Jesús Mª Sanchidrián Gallego
  • 11 de Junio de 2023

El dramaturgo, novelista, poeta, ensayista, guionista, activista, conferenciante y articulista Antonio Gala (Brazatortas, Ciudad  Real, 1930 – Córdoba, 2023) falleció el pasado 28 de mayo a los 92 años, lo que tuvo un tremendo eco en los medios de comunicación, donde se relacionaba su numerosa producción en cada una de las materias y géneros sobre los que escribió y por los que fue merecedor de importantes premios, tales como el Adonais de poesía, el Nacional de Teatro “Calderón de la Barca”, el Planeta de novela y el Nacional de guiones, aparte de numerosos galardones y reconocimientos.

Todos los noticieros se hicieron eco de la muerte del escritor desentrañando su vida y su obra, a modo de biografía dramática, como él hizo con Teresa de Jesús, y de la misma manera que también dibujó en “Paisajes con figuras” a Juan de la Cruz y Fray Luis de León, los santos “abulenses” que admiraba, entre otros muchos personajes como Concepción Arenal, tan querida en Ávila, por su compromiso con la libertad y su hondura de pensamiento.

            Teniendo en cuenta entonces el gran despliegue producido en la publicación de artículos sobre la fuerte personalidad de Antonio Gala, no vamos a repetirnos sobre ello, por lo que ahora nos detendremos en aquellos aspectos que hemos querido relacionar con Ávila y sus gentes.

A este respecto, tratamos sobre los místicos y poetas abulenses que cautivaron al escritor, y sobre la recreación dramática de sus vidas y sus obras, así como sobre la repercusión que aquí tiene el teatro que escribió, especialmente “El retablo de Santa Teresa”, que se representó en el monasterio de Santo Tomás y que fue llevada a la gran pantalla, y “Anillos para una dama”, que forma parte del repertorio del grupo abulense “Jufran” desde hace décadas, aparte de otros encuentros y coincidencias.   

SANTA TERESA. En Ávila, la notoriedad de Antonio Gala alcanzó su nivel máximo cuando el 8 de octubre de 1970 se escenificó su obra “El retablo de Santa Teresa. Biografía dramática” en el doble presbiterio de la iglesia de Santo Tomás con motivo de su proclamación como doctora de la Iglesia (27/09/1970).

Ciertamente, fue todo un espectáculo. La representación, bajo la dirección de Roberto Carpio y realización de Federico Ruiz, estaba pensada para televisión y pudo verse en el programa de “Estudio 1” de TVE el 16 de octubre de 1970, tres años antes de que lo hiciera en el mismo medio el 19/10/1973 otra versión escrita por Eduardo Marquina. Interpretaron a Santa Teresa, en distintos momentos de su vida, la niña María Bettina, y las actrices Alicia Hermida (hasta la fundación de San José), Berta Riaza (hasta el camino a Burgos) y Mercedes Prendes (hasta la muerte). El guión de Antonio Gala se publicó años después, formando parte de un volumen titulado, primero “4 Conmemoraciones” (1976), y más tarde “5 Conmemoraciones” (1999), con el subtítulo de «biografía dramática».

La exitosa representación, a la que asistió el propio Gala, quien volvió a Ávila en 1991 donde le fotografió el reportero del Diario de Ávila Javier Lumbreras, tuvo en la luz el principal recurso escenográfico dentro de la monumentalidad del monasterio de Santo Tomás, lugar que se convirtió en todos los espacios vitales y conventuales de la Santa, incluso Ávila entera. El libreto escrito en prosa repasa anécdotas de su niñez, el severo proceso febril que la dejó traspuesta en muerte aparente, sus coloquios con Dios, sus estados de éxtasis, las aventuras fundacionales y su enfrentamiento con la princesa de Éboli, entre otros aspectos biográficos.

 «Doña Teresa, mi hija, es el lujo de Ávila», dice el padre, Don Alonso Sánchez de Cepeda. Y como no podía ser menos, por boca de la actriz Alicia Hermida se escucha: «… ¡Ay, qué larga es esta vida! / ¡Qué duros estos destierros, / esta cárcel, estos hierros / en que el alma está metida! / Sólo esperar la salida / me causa dolor tan fiero, / que muero porque no muero…».

Más adelante, en un monólogo revelador de Teresa de Jesús, Antonio Gala concentra los avatares y dificultades que tuvo en la fundación de conventos: «Montada en carromatos, en mulas, en borricos, en lo que Dios quería. Vomitando lo que hay que vomitar. Desde las altas Castillas a Andalucía, todo lo he pateado, bebiéndome los vientos por plantar campanarios... Allá íbamos, campo adelante, las titiriteras de Dios: oración, coro, sala de recreo, todo dentro de un carro. A montar nuestro circo en la calle de un pueblo. Y a montarlo de noche, como salteadoras. A escondidas… Allá íbamos, cubiertas con los velos, porque si nos vieran romeras y en desorden no sé qué deshonestidades nos dirían. Pasando las calores de este mundo, los hielos de este mundo, la sed, los barros, las riadas, los despeñaderos… Llamando la atención de trajinantes y carreteros. Muertas de risa por tanta peripecia, muertas de hambre, de miedo, muertas de amor por Dios... Ya me siento como si toda la vida hubiese sido arriera... Se me deshacía el cuerpo y yo le reprendía: ‘Sigue, burrillo, sigue: que no llegó tu hora’».

La presencia de Teresa de Ávila en la trayectoria vital de Antonio Gala surge a borbotones cuando habla de mística, literatura y de su proceso creativo. Gala admira el castellano de Santa Teresa y el uso del lenguaje tan de andar por casa, en apariencia: «Escribir es una forma, la más humilde y torpe, de hablar», dice el propio Gala, aparte de que Teresa de Jesús y Juan de la Cruz son los faros de la mística que le fascinan.

Ya en la obra de teatro «Noviembre y un poco de hierba», estrenada en 1967, Antonio Gala pone en boca de la actriz María Guerrero López, en su papel de “madre”, la siguiente frase sacada de una canción popular: «Dicen que  Santa Teresa  cura a los enamorados. Santa Teresa es muy buena pero a mí no me ha curado». Sobre este sentimiento del personaje, el cual podríamos contrastar con el amor teresiano:

 «Vivo ya fuera de mí, / después que muero de amor», Gala afirma: «Todo lo que he hecho y todo lo que he dejado de hacer ha sido por amor». En el otro lado está el odio y el desamor, y dice: «Vivimos en una época de desamor. Todo le hace la guerra al amor. Todo: las iglesias, los estados, las obligaciones, las ocupaciones, los oficios, el tiempo, las urgencias, las ciudades... Todo le hace la guerra. Pero el amor que, a pesar de todo, triunfe saldrá tan fortificado que será invencible».

Y Teresa reaparece en el acerbo cultural de Gala en una entrevista de 2005 publicada en “Romantique & Chic”: «Releo mucho, pero releo a los mismos siempre. Releo a pocos: a Garcilaso, a Rilke, a San Juan, a Cervantes… Y a Santa Teresa. Pero no releo a todo el mundo» (El Cultural, 28/05/2023).

 En otra oportunidad, resultan curiosas sus declaraciones publicadas en el diario “El Mundo” (“Su vivienda”, 31/05/2005). En ellas se reseña que en la buhardilla de su casa madrileña, el escritor había creado su zona de trabajo. Una mesa contemporánea, «siempre soñé con tener una mesa grande de trabajo», encuentra su reflejo en otra muy antigua, instalada en el extremo opuesto de la planta.

 «Es una mesa que perteneció a Santa Teresa y que estaba en el muy venerado Monasterio de la Encarnación y que, no sé por qué caminos, llegó a la embajada alemana. Cuando se produjo el bloqueo de los bienes alemanes, alguien muy afín a mí se hizo con la mesa. En cuanto yo tuve el más pequeño apartamento la llevé conmigo. En la mesa he escrito mis comedias principales, “Los buenos días perdidos” y “Anillos para una dama”. Aunque ahora no escribo en ella, la miro cuando lo hago y me anima. Esa mesa es lo que nunca dejaría».

Por nuestra parte, sobre el teatro de Santa Teresa ya conferenciamos en la pasada Feria del libro con el título “Santa Teresa de Jesús en escena”. En aquella ocasión, tomamos como referencia  la obra de Catulle Mendèz “La Vierge d'Avila”, protagonizada Sarah Bernhardt estrenada en París el 9 de noviembre 1906,  lo cual ya habíamos anticipado en el Diario de Ávila (DAV 16.04.2023) y en. https://avilared.com/art/15384/la-virgen-de-avila-santa-teresa , lo que nos permitió recordar a Antonio Gala y los numerosos autores que se han ocupado de dramatizar para el teatro la vida de Teresa de Jesús, desde Lope de Vega hasta Juan Mayorga, añadiendo ahora que Paula Ortiz acaba de rodar un biopic de Santa Teresa de Jesús basado en La lengua en pedazos del propio Mayorga.

PAISAJES CON FIGURAS. Ávila vuelve a televisión con guión de Antonio Gala en el programa “Paisajes con figuras” que dirige Mario Camus, donde trata de la personalidad y la obra de los santos Fray Luis de León (TVE 8.11.1976) y Juan de la Cruz (TVE 25.10.1984), entre otros persnajes. Fray Luis de León, biógrafo de Santa Teresa, murió entre los muros del Convento de San Agustín de Madrigal de las Altas Torres, mientras que Juan de la Cruz nació en Fontiveros, en una casa luego convertida en convento carmelitano que hoy mantiene una capilla, así que los momentos cumbres de sus vidas y el paisaje donde sucedieron son espacios en los que Ávila adquiere especial protagonismo por ese sentimiento de paisanaje que tenemos los abulenses.

Gala afirmó entonces que todos esos personajes de la serie tienen en común «que amaron a la patria, a la vida y a la libertad», pero además «todos sufrieron el trato que da España a sus hombres: peor cuanto más grandes». Los guiones del programa fueron publicados posteriormente en formato de libro en sucesivas ediciones (Espasa Calpe, 1985). No tuvo igual suerte  en este trato Isabel la Católica, a quien, desafortunadamente, denostó en El pedestal de la estatuas (2007).

Y tanta fue la querencia por la poesía de nuestro Juan de Yepes, que Antonio Gala tomó prestado sus versos del “Cántico espiritual”: «La noche sosegada / en par de los levantes de la aurora, / la música callada, / la soledad sonora». Versos que al decir de Jiménez Lozano componen uno de los más altos poemas jamás escritos. Como resultado, el libro titulado “La soledad sonora”, el cual reza como «una reflexión lúdica e incisiva sobre la condición humana», y sobre el que el propio Gala escribe:

«La noche cae. Y la temperatura. Desde el jardín asciende una perfumada humedad. El solitario se estremece. Es luna nueva. El cielo, duro y brillante, nada dice. Las librerías recargadas nada dicen. El corazón nada dice tampoco. No está apenado, ni dichoso, el solitario...».

Por su parte, la poetisa americana Emilly Dickinson, coge el verso de Juan de la Cruz y compone un poemario llamado, igualmente, “La soledad sonora” (1890-1896), el cual responde íntegramente a su personalidad, y es que Emily Dickinson, que siempre vivió en su casa paterna de Massachusetts y que tampoco se casó, hizo de su mundo interior todo un sorprendente cosmos de sensibilidad:

«Si yo puedo evitar que un corazón se pare, / no habré vivido en vano». De la misma manera, Juan Ramón Jiménez compuso su poemario “La soledad sonora” (1908-1911) absorbiendo el verso de Juan de la Cruz, con lo que responde así a la idea de que el poeta tiene el alma en el jardín, siendo la soledad del sabio el ideal perfecto de retiro interior: .«¡Ah, quién pudiera prolongar eternamente / este instante de música, de fragancia y de canto! / …El pájaro y el tilo tienen oro poniente…; / las rosas y nosotros tenemos sombra y llanto…»

Otros autores que tomaron “La soledad sonora” como título de sus obra fueron  Manuel González Hoyos (1944); Elena Quiroga (1949), quien añadió al título “Cartas a un hombre de buena voluntad”, la primera novela donde se relatan las aventuras de la vida de una mujer desde la adolescencia hasta la madurez; Victoria Ocampo (1980), quien toma prestado el título para sus testimonios; Francisco Leal Insúa (1952), que añade el subtítulo de poemas de convalecencia; el poeta Rafael Álvarez Ortega (1992), de quien se ocupa Luis López Anglada, poeta de adopción de Burgohondo; Francisco Álvarez y Mendoza (2005); y la poetisa nicaragüense Michelle Najlis (2005) que en su libro místico dice: «Sed de Ti, / tiene mi pobre lacerado corazón».

Otra de las figura que trató Antonio Gala en el programa televisivo fue Concepción Arenal (TVE, 1/11/1984), a quien traemos a colación porque en Ávila, donde forma parte del callejero, fue el mejor referente intelectual de la mística de la virtud y de la filosofía de la caridad, así como de la justicia social en defensa de los más desfavorecidos, lo que aquí se produjo de la mano de los ilustrados de la progresía abulense “capitaneados” por Tomás Pérez González, abogado de los pobres, periodista y editor de varios de sus libros en la imprenta “La Propaganda literaria de Ávila”.

ENCUENTRO UNIVERSITARIO. Conocí personalmente a Antonio Gala con motivo de una “Semana de acercamiento al Teatro”, de la que uno era coordinador, celebrada hace 43 años, en el mes de mayo de 1980, en la Universidad Complutense de Madrid, y que tuvo lugar en el Colegio Mayor Francisco Franco. También participaron en ella el autor y director Francisco Nieva, el actor Ramiro Oliveros y el crítico teatral Moisés Pérez Coterillo, como apuntamos en la revista universitaria “El Abanico” (2/1982).

Fue en la tarde del 9 de mayo, cuando fuimos un compañero y yo a buscar a Antonio Gala a su casa madrileña, donde vivía con su perro teckel, Troylo, quien salió a saludarnos: «Si el perro lo que quiere del ser humano es el afecto, constancia y fidelidad como él lo da, creo que Troylo y yo hemos tenido mucha suerte», contó Antonio Gala en una entrevista (RTVE). Cenamos en el colegio, no sin antes apuntar: «Yo no hubiese venido a este centro siendo estudiante, solo por el nombre de Francisco Franco». Y como una premonición, este nombre se sustituyó casi al momento, y a partir del curso siguiente se llamó “Colegio Mayor Teresa de Jesús” y se hizo femenino.

Después de cenar pasamos a la sala preparada para la charla-coloquio sobre al autor y su obra, la cual había sido anunciada en el diario El País (9/05/1980, p. 44).  Al entrar dijo: « ¿Por qué no ponéis más sillas aquí atrás? Si no, no van a caber todos». No cabe duda de que esperaba un numeroso aforo, y se mostraba poco partidario de actos minoritarios. «Acabo de dar una conferencia antes seiscientas persona en la Autónoma», dijo Gala, añadiendo que de ningún modo hablaría delante de diez personas.

Finalmente, la sala se llenó, y entonces nos contó: «El teatro es un género literario que maneja situaciones y diálogos. Más deslumbrante si se quiere, pero también más normado que los otros, la novela o la poesía. Es costumbre exigir al teatro una mayor responsabilidad social. Es decir, por un lado, se le niega habitualmente al teatro la calidad de género literario puro. Por otro, se le atribuye una más visible trascendencia».

En la charla-coloquio, que duró hora y media, hubo diez interesantes preguntas, sobre las que luego me confesó había tratado de alargar algunas respuestas lo más posible para evitar silencios. Siempre era un placer escucharle. En su intervención, aparte de tratar sobre la “eterna” problemática del teatro, y en este contexto de reivindicación cultural, llamó, “enano” a Fraga Iribarne, antiguo ministro franquista cuando Gala fue procesado por criticar al presidente Arias Navarro;  “fascicular” a Ricardo de la Cierva, quien era ministro de Cultura; y “tontos” a los críticos de Teatro, a pesar del buen trato que recibió de ellos.

Fueron palabras de genio independiente, rebelde y desinhibido que también ejerció de activista social y político, otra de sus facetas que desempeñó con contundencia defendiendo su compromiso con la cultura, la vida y la libertad, tal y como puso de manifiesto en sus libros y en sus abundantes entrevistas y artículos de prensa.

Al finalizar el acto, pedí a Antonio Gala me firmara el libro “4 Conmemoraciones” (Ed. Adra, 1976) en el que se incluye la obra de teatro “Retablo de Santa Teresa”, la cual había sido representada en Ávila el 8 de octubre de 1970. En su interior tenía subrayado las palabras de presentación: «Teresa de Jesús nos enseña su admirable lección de aritmética en la que uno más uno no tiene por qué sumar tan solo dos», y en la dedicatoria escribió: «Para Jesús Mª con mi agradecimiento en nombre de esa cosa que se llama cultura», después de felicitarme por el paisanaje con la santa abulense.

ANILLOS PARA UNA DAMA. De la amplia producción teatral de Antonio Gala, la obra “Anillos para una dama” (1973), Premio Nacional de Literatura, es la que, quizás, haya tenido más arraigo entre el público de Ávila. La obra se ambienta en los años posteriores a la muerte de El Cid, Rodrigo Díaz de Vivar, en los que Doña Jimena, su viuda, quiere, alegóricamente, proclamarse libre en la España de Franco. Es una metáfora sobre la situación social de la época. Y hablando del Campeador, recordamos que hacía más de una década desde que El Cid y Jimena, interpretados por Charlton Heston y Sofía Loren habían estado en Ávila rodando algunos planos de la película que dirigía Anthony Mann en 1961.

La obra teatral, dirigida por José Luis Alonso, se estrenó el 28 de septiembre de 1973 en el Teatro Eslava de Madrid protagonizada por María Asquerino y los actores José Bódalo, Charo López, Armando Calvo, Margarita García y Estanis González, obteniendo un gran éxito por su tono provocador y desmitificador de la Historia. En la obra han pasado dos años desde la muerte del Cid y Antonio Gala se pregunta: ¿Qué será de Jimena sin el Cid?, y él mismo se contesta. «Jimena, aquí, sabe bien lo que quiere: ser ella misma». Y es la propia Jimena la que lanza al público y a toda España el siguiente alegato, sorprendente y turbador, a la vez:

«La Historia contará este hermoso cuadro que formamos: la viuda sollozante; el rey que reconoce el poder de un vasallo; el obispo que reparte bendiciones y da buenos consejos; la hija consternada que besa la mano de su madre. Todo está ya, como debía estar... Cuando se hable de esto, quizá llenen España la paz y la sonrisa y los hombres nos recordarán con gratitud porque hicimos posible su dicha. Y las mujeres podrán enamorarse libremente y admirarán mi luto interminable... Pero yo os aseguro que, algún día remoto, alguien, que a su vez también será olvidado, contará mi dolor, esta pequeña historia mía. Contará que la noche en que Valencia fue devuelta a los moros, Jimena, junto al ataúd del Cid, no lloró por el muerto, lloraba por su muerte, la de ella... Lloraba porque al despertar le habían quitado todo. Todo, menos dos alianzas en la mano derecha y una cadena sobre su corazón».

            En Ávila, la obra se estrenó por la compañía de aficionados “Jufran”, creada en el Convento de san Antonio por “jóvenes juglares franciscanos” en 1967. Ellos hicieron la primera representación en 1995 iniciándose después una exitosa gira por diferentes localidades. Para ello contactaron con Antonio Gala, quien autorizó su representación después de valorar con éxito el montaje y la trayectoria del grupo, «portándose como sobre ello como lo que era, un caballero», dice Miguel Ángel Hernández, miembro de “Jufran”.

La obra se mantuvo en el repertorio del grupo abulense durante años, representándose de nuevo en numerosas funciones en 2001 y 2002, y participando en la “Muestra de Teatro Ciudad de Ávila”. En el Certamen Nacional de Vitigudino (Salamanca) de 2001, fueron premiados el director José Luis Alfayate (q.e.p.d.), la actriz Lourdes Sánchez y el mismo grupo, que también fue galardono en el “Certamen Nacional de Teatro para aficionados Ciudad de Benavente”.

Llegados a 2017, la obra se representa el 14 de octubre en el Teatro Caja de Ávila, coincidiendo con el cincuenta aniversario de la fundación del grupo, el cual se había convertido en Asociación Cultural Artística en el que seguían presentes los fundadores Enrique Mateos, Miguel Hernández, Antonio Burgos y Rafi García (DAV 13/10/2017), y en cuya larga trayectoria  se habían obtenido numerosos premios y galardones, como por ejemplo el concedido en 2010 a los actores de Emilio Sánchez, Luis A. Pindado, Salvador Hernández, Iván Vega y Jose A. Jiménez en el XIII Certamen de teatro para Aficionados Ciudad de Béjar.

Por último, el 27 de abril de 2018, con motivo del Día del Libro, en el Auditorio de San Francisco, el drama se representó por última vez, siendo entonces sus habituales intérpretes Lourdes Sánchez, Antonio Burgos, Salvador Hernández, Pilar Sáez, Concepción Ramos y Enrique Mateos.

Entre medias, en 2002, el grupo de Navalperal de Pinares “Hierbabuena” también puso en escena la obra de Antonio Gala en esta localidad y en Piedrahíta, entre otros escenarios, igual que en 2013 lo hizo la “Compañía de Teatro Benavente” de Madrid en El Episcopio de Ávila. Como vemos, una obra que continúa siendo todo un referente en la cartelera cómica de Ávila, donde sigue manteniendo una vigencia actualizando la reivindicación de la libertad de la mujer.

           Por otro lado, la novela de Antonio Gala “La Pasión turca” (1993), una amarga meditación sobre el amor, fue la obra que Vicente Aranda convirtió en la película con el mismo título, protagonizada por Ana Belén y Georges Corraface. Los primeros planos se localizan en varios puntos de Ávila, lo que supone un nuevo acercamiento a la obra y su autor. Entre los espacios que aparecen se encuentran el Mercado Chico, las calles Reyes Católicos y Don Gerónimo, y la iglesia de San Juan, donde se celebra la boda. Aquí también podemos ver a otros personajes del film, como Silvia Munt, Loles León, Blanca Apilánez o Ramón Madaula, entre otros. Como extras intervinieron algunos miembros de grupo de teatro “Jufran” como Salvador Hernández, Fidel Sáez, Lourdes Sánchez, Álvaro Ruiz y José Luis Alfayate (q.e.p.d.).

FUNDACIÓN ANTONIO GALA. En el convento del Corpus Christi de Córdoba tiene su sede la “Fundación Antonio Gala para jóvenes creadores”, una institución dedicada a fomentar la creación artística erigida por el escritor en 2002. El lema de la Fundación es un verso del “Cantar de los cantares”: «Ponme como un sello sobre tu corazón» (Pone me ut signaculum super cor tuum).

Entre los jóvenes que por dicha fundación pasaron, nos detenemos en el escultor Pedro Quesada y en la escritora Cristina Morales, de quienes hemos conocido sus creaciones en Ávila, las cuales nos sirven para rememorar la figura de su mentor, Antonio Gala.

El escultor Pedro Quesada, con herencia familiar abulense, fue ayudante del pintor escultor tan querido en Ávila Antonio López (2003-2006). Pertenece a la tercera promoción de jóvenes creadores de la “Fundación Antonio Gala” (2007).

En Ávila expuso su obra en 2007 (colectiva en el Palacio de Los Serrano), y en 2010 recorrió en exposiciones individuales la capital, Piedrahíta y Arévalo, siendo la figura humana su temática preferida, y especialmente su forma de mirar a la infancia, tanto a través de bebés como de niñas de corta edad en diferentes expresiones. Otras muestras colectivas donde participó fueron la de “Jóvenes creadores” en Los Serrano, (2014) y en el Torreón de los Guzmanes (2015). Finalmente, su obra ha sido merecedora de numerosos premios.

Por su parte, la joven escritora Cristina Morales (Granada, 1985) fue becaria de la Fundación en 2007 y  Premio Nacional de Narrativa en 2019 (DAV 22/10/2019). Nos sorprendió con una novela reivindicativa de la figura de Teresa de Jesús, desde una perspectiva humana, escrita en tres tiempos, es decir, en tres versiones: Malas palabra (Lumen, 2015), Introducción a Teresa de Jesús (Anagrama, 2020) y Últimas tardes con Teresa de Jesús (Anagrama, 2020) con la siguiente premisa:

«¿Y si la santa hubiera redactado en paralelo otro manuscrito, un diario más íntimo, no destinado a complacer ni a defenderla ante nadie, sino a evocar su vida pasada y tratar de explicarse como ser humano?

Eso es lo que imagina Cristina Morales, dando voz a una Teresa, si no libre de ataduras y compromisos, sí consciente de ellos y contra ellos luchando», lo que pudimos escuchar en palabras de la autora en el programa “Literatura en corto” con Pablo Garcinuño (SER Ávila, 21/10/2020), siendo la suya una visión radical de la verdadera personalidad de Teresa de Ávila, la misma sobre la que Antonio Gala dijo que la Santa no necesitaba de su pluma, si no que era la pluma de escritor la que necesitaba de la Santa.