La imagen de las murallas vistas desde la lejanía constituye las señas de identidad de Ávila, y así, la revista Estampa del 28 de febrero de 1928 encabeza el artículo ilustrado por Wunderlich con esta vista bajo el título “Las Murallas de Teresa”, el cual encabeza un texto de José Sánchez Rojas. El fotógrafo alemán Otto Wunderlich (1886-1975) llegó a España en 1917, año en el que comenzó a viajar con la cámara por encargo de anticuarios, empresas constructoras e industrias. Al mismo tiempo, Wunderlich también documentó Ávila y los pueblos de Gredos de donde editó un bloc de postales de veinte vistas, así como la España del momento, en fotografías espontáneas e intuitivas las cuales se publicaron en las revistas Blanco y Negro, Nuevo Mundo, La Esfera y Estampa, y sirvieron para ilustrar libros de geografía, y los folletos turísticos de Ávila y otras provincias editados durante la segunda república por el Patronato Nacional de Turismo.
Las fotografías de Wunderlich se comercializaron en una colección de fototipias sueltas titulada Paisajes y Monumentos de España, formada por veinte carpetas con diez vistas distintas cada una, donde Ávila aparece representada en una de ellas cobrando especial protagonismo en la contemplación de la muralla y en una perspectiva de la ciudad desde los Cuatro Postes.
Con similar afán a la del viajero Wunderlich, la “Hispanic Society of América” se ocupó de retratar España, y entre sus fondos Ávila ocupa un lugar destacado. La “Hispanic” es una institución fundada en 1904 en Nueva York por A.M. Huntington como biblioteca, museo y centro docente para fomentar el conocimiento de la cultura española, guarda un interesante fondo fotográfico de imágenes de España, y también de Ávila, creado por su fundador para documentar el arte y las costumbres españolas, el cual se nutrió con fotos de Clifford, Laurent, Alguacil, Hielscher y Ortiz Echagüe, y otras tomadas por los expedicionarios americanos A. Byne y Ruth Matlda Anderson.
Deteniéndonos ahora en estos últimos fotógrafos, conviene destacar que Arthur Byne y su esposa Mildred Sapley Byne, ambos arquitectos, recorrieron España durante 1915-1918, captando en Ávila diversas vistas de sus monumentos y gentes. Lo mismo hizo la historiadora Ruth Matilda Anderson, auténtica artífice de fondo fotográfico de la Hispanic Society que reunió en los viajes que hizo entre 1923 y 1930 la verdadera esencia de Ávila y la España rural.
De su rica colección, la Hispanic editó hacia 1928 una serie de postales de toda España con vistas de pueblos y ciudades, así como copias de pinturas de Sorolla y otros artistas, donde Ávila aparece representada en su catedral, el convento de santo Tomás, la puerta del Alcázar y en sus murallas, así como en el cuadro de Sorolla “La fiesta del pan”.
Con igual interés llaman la atención las fotografías que publicaron los americanos Arnold Genthe (1922), Alice Van Leer Carric (1930), Charles I. Freesto (1930), Henry Albert Phillips (1930), George H. Pound, el arquitecto Kidder Smith (1957), y Eliot Elisofón (1962), aunque en estos casos sus vistas no se reprodujeran en tarjetas postales.
Entre los viajeros franceses que retrataron Ávila ya ahora las imgenes que tomaron el matrimonio Marcel y Jane Dieulafoy (1890-1913), el hispanista Maurice Legendre y el fotógrafo M. E. Boudot-Lamotte. (1928-1936), así como las citadas postales de José Lacoste y Lucien Roisin, las fotos del inventor de artilugios estereoscópicos Jules Richard, las de Ivonne Chevalier (1950), y las de Jean Dieuzaide -Yan de Toulouse (1954).
Finalmente, otros ilustres viajeros que retrataron la ciudad fueron el alemán Kart Meter Karfeld para el libro Spanien. Ein Farbbildwerk (1939) que prologó Francisco de Cossio, el holandés Cas Oorthuys (1950) y a la austriaca Inghe Morath (1953). Y todo, aunque de tan extenso elenco de fotógrafos, en la divulgación de imágenes entre el gran público sólo sobresalieron en su época las postales de Wunderlich y la Hispanic.
A SANTA TERESA DE JESÚS.
A Santa Teresa de Jesús, con esta dedicatoria se publicó el 15 de octubre de 1905 por El Diario de Ávila un número especial dedicado a Santa Teresa. La importancia de este número radica precisamente en la publicación en el mismo de varias fotografías, igual que ya había ocurrido en el extraordinario editado el año anterior, lo que seguía siendo algo excepcional.
Así, se incluye una imagen de las murallas vistas desde el otro lado del río Adaja, en el poniente de la ciudad, firmada por Rajal; una segunda vista de Juan Fournier también recoge las murallas, esta vez desde el lado sudoeste; y una tercera fotografía, también de Juan Fournier, muestra los puentes nuevo y viejo sobre el Adaja.
Además de estas fotografías se incluyó otra de la imagen de Santa Teresa en la primera página, y una última firmada por Juan Aguirre de las enseñas históricas y llaves la ciudad que se conservan en el Ayuntamiento.
Homenaje a Santa Teresa es el título de la publicación editada con motivo el tercer centenario de la beatificación de Teresa de Jesús (1614-1914), donde se incluyen numerosas ilustraciones, fotografías y postales ilustrando el texto de Blanca de los Ríos. Al mismo tiempo.
Los acontecimientos que habitualmente se sucedían en la ciudad no eran tan extraordinarios como para atraer a los intrépidos reporteros gráficos madrileños, por eso resultó sorprendente su presencia en marzo de 1922 para cubrir los actos del Centenario de la canonización de Santa Teresa, pues ello demostraba la importancia de la conmemoración. Dichos actos fueron retratados por Julio Duque y José Vidal, miembros del llamado grupo de los héroes del reportaje fotográfico, en el que se aglutinaban jóvenes que sorprendían por su intuición y su buen hacer, además de por el fotógrafo abulense José Mayoral Encinar.
El reportaje de Ávila, siempre identificada con su muralla, que hicieron Vidal y Duque, y también Mayoral, fue publicado en el semanario ilustrado Ávila, dando cuenta así del importante acontecimiento que por esos días hizo de Ávila y Santa Teresa el centro de atención de la prensa gráfica. Con tal motivo, La Esfera publicó sendos reportajes a doble página de Sánchez Rojas con fotografías de Ávila tomadas de Laurent, y Mayoral.
Como ya hemos visto, el III Centenario de la Canonización de Santa Teresa fue el motivo por el que la fotografía cobró un protagonismo insospechado. Así, en abril de 1922 había quedado impreso en Salamanca el Álbum Gráfico de tan importante conmemoración, donde se incluyen multitud de fotográficas de Santa Teresa, de vistas de la Academia de Intendencia y de monumentos de Ávila, siguiendo en este aspecto la misma línea que en libro Homenaje a Santa Teresa, editado coincidiendo con el centenario de beatificación (1614-1914).
En el mismo año de la Canonización, el Marqués de San Andrés, D. José Nicolás de Melgar y Álvarez de Abreu, publica el 28 de mayo de 1922 una guía titulada Ávila y sus monumentos, con prólogo de su hermano, y promotor del Centenario, el Marqués de Piedras Albas, dibujos de Antonio Veredas, y varias postales fotográficas de Hauser y Menet y de Redondo de Zúñiga, hecho curioso si sabemos que el propio Marqués de San Andrés era un fotógrafo aficionado premiado en el concurso organizado en Ávila en 1907.
Siguiendo con el protagonismo de la Santa y su atracción para la fotografía, descubrimos que toda la historia gráfica de Ávila está recogida en más de mil fotografías que se incluyen en la obra del Padre Fr. Gabriel de Jesús titulada “Vida gráfica de Santa Teresa de Jesús” (1515-1582), publicada en cuatro tomos en los años 1929 y 1935.
Recrearse con estas imágenes es viajar por la ciudad amurallada retratada en el primer tercio del siglo XX con la imaginación puesta en la época de Teresa de Jesús. Entre los fotógrafos que aparecen reseñados en dicha obra encontramos los nombres de E. Bilbao, Cacho, Alfonso Ciarán, Dubois, Franguli, F. Géser, Ramón González Nieto, Huertas, López Beaubé, J. Lunas, Llopis, Mayoral, Montoro Plaza, Moreno, Ceferino Núñez, Otón, Parra, Redondo de Zúñiga, Rodríguez, Torrente, L. Uruñuela y Ángel Villar, además de las típicas postales de la época.
Finalmente, las postales de la Santa tuvieron también enorme éxito, especialmente las de José Mayoral Encinar, las de los dibujos de Antonio Veredas y los blocs de veinte o diez tarjetas cada uno titulados “Ávila Teresiana” (h. 1915) y “Recuerdo de Santa Teresa de Jesús. Ávila” (h.1950), en los que incluían, además de retratos de su imagen, vistas de los monumentos más importantes de la ciudad.
IMÁGENES PARA ARTE Y EL TURISMO.
Ya en 1913, Ávila era una de las ciudades más atrayentes para el turismo a lo que contribuyen las postales fotográficas que circulan continuamente, y en estos términos se hablaba de turismo como idea globalizadora de la historia y el arte de un lugar que debe visitarse, tal y como se recoge en las publicaciones especializadas de la época. Ávila fue pionera en la organización de la actividad turística, uno de los sectores más relevantes de la economía provincial, cuando en 1918 se constituyó la primera Federación de Entidades Turísticas que presidió Salvador García Dacarrete, donde también destacó el periodista Vega-Alberche fundador del semanario ilustrado Ávila, quien promovió decididamente desde sus páginas el turismo abulense.
En 1929 se celebra la Exposición Universal de Barcelona, y allí se presenta una excelente colección fotográfica que había recopilado el Arxiu Mas de todos los monumentos, lugares históricos y riquezas artísticas existentes en la provincia de Ávila.
La adquisición de dicha colección de 1.158 fotografías fue realizada por la Diputación Provincial que presidía el coronel Ángel de Diego y Capdevilla, con destino a esa institución, demostrando así una especial sensibilidad por el patrimonio cultural de Ávila, lo que le valió el cargo de Presidente de la Comisión Provincial de Monumentos.
Las fotografías de Ávila del Arxiu Mas que adquirió la Diputación Provincial fueron realizadas en la campaña de 1928 por Pelayo Mas Castañeda (1891-1954), hijo del fotógrafo Adolfo Mas, fundador del archivo que lleva su nombre y cuyo fondo había empezado a formarse a partir de 1900.
Estas imágenes son de una extraordinaria calidad y su utilización ha sido fundamental en la ilustración y edición del Catálogo monumental de Ávila (1900) de Manuel Gómez Moreno, publicado en 1983, como también lo fue en la ilustración del libro Ávila monumental (1952) de Santiago Alcolea, entre otras obras.
Como vemos, las fotografías del archivo Mas sirvieron para documentar y estudiar el patrimonio histórico artístico de Ávila, y también como medio de promoción turística de la ciudad amurallada, por lo que no en vano fueron incluidas en los folletos que editó con tal fin el Patronato Nacional de Turismo en 1930.
Finalmente, algunas fotos de Pelayo Mas de la provincia de Ávila se comercializaron como cromos coloreados de gran atractivo.
Con la institucionalización de los Patronatos de Turismo en España en 1930 se empezó a promocionar la ciudad y su muralla a través de publicaciones y folletos, donde la literatura dejaba paso al lenguaje visual. A esta idea, propia de las tarjetas postales, contribuyeron enormemente las fotografías de Ávila que hicieron Antonio Prast, el Marqués de Santa María del Villar, Otto Wunderlich, José Mayoral Encinar, Pelayo Mas, Loty, Josep María Lladó, Mariano Moreno, Rodríguez, Marín, A. Verdugo, Joaquín del Palacio “Kindel”, José Mª Velayos y Santos Delgado, así como los libros de fotografías de Ignacio Herrero de Collantes (Marqués de Aledo) y de Emmanuel Sougez, y las guías de Ávila de Santiago Alcolea (1952) con fotografías del archivo Mas, de Camilo José Cela con fotos de Eugen Haas (1957), y de Luis Belmonte con fotografías de Antonio de la Cruz Vaquero (1965), entre otras. Todos ellos dejaron importantes fondos fotográficos que testimonian la historia monumental de Ávila, la cual se divulgó en guías y folletos, incluso en postales.
La guerra civil supuso la paralización de la intensa y progresiva actividad fotográfica del primer tercio de siglo, cerrando numerosos talleres y estudios, no reanudándose la producción de postales, por ejemplo, hasta la década de los cincuenta. Y así ocurrió con la empresa Loty que cerró en 1936, siendo vendidos sus fondos a la Casa Arribas de Zaragoza. Lógicamente, en tiempos de guerra no circulaban muchas postales y las materias primas como el papel y los carretes eran bastante escasos, por ello llaman la atención las fotografías que hicieron los miembros de la Legión Cóndor asentados en Ávila. Entre estas imágenes encontramos escenas de desfiles en el Mercado Grande, vistas aéreas alrededor de la ciudad amurallada o escenas de soldados motorizados con la muralla al fondo, en las que se respira la frialdad y soledad de los tiempos de guerra.
Paul Charavel, Hernández Nájera, Antonio Veredas y J. Rovira Mestre son algunos de los pintores que retrataron la ciudad cuyas obras sirvieron para ilustrar tarjetas postales, con lo que el dibujo y la pintura sustituyeron la tradicional imagen fotográfica. Este ejemplo fue muy extendido en la reproducción de cuadros de los museos más importantes como el Prado, como prueban las ediciones De Hauser y Menet, Lacoste y J. Roig. Con igual acierto, la Hispanic Society of América reprodujo sus fondos pictóricos.