25 de noviembre de 2024

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De Crónicas

OBITUARIO: PABLO MATÍAS, FUNCIONARIO, ABOGADO, PROFESOR Y VIEJO MILITANTE SOCIALISTA

OBITUARIO: PABLO MATÍAS, FUNCIONARIO, ABOGADO, PROFESOR Y VIEJO MILITANTE SOCIALISTA
OBITUARIO: PABLO MATÍAS, FUNCIONARIO, ABOGADO, PROFESOR Y VIEJO MILITANTE SOCIALISTA
Jesús Mª Sanchidrián Gallego
  • 30 de Mayo de 2023

               Pablo Matías Hernández (86 años), natural de Ciudad Rodrigo (Salamanca), funcionario, abogado, fiscalista, profesor, y viejo militante socialista  falleció en Ávila, la ciudad que le acogió, el pasado martes 23 de mayo, habiéndose ido casi de repente, sin hacer ruido, en su casa de las inmediaciones del jardín del Recreo donde vivía. Con este motivo, apuntamos algunos datos de su vida, a raíz también de la  relevancia que tuvo, en cierta medida, en la vida pública abulense, donde era bien conocido y querido.

              El aliciente de su personalidad y su actractivo popular radica en la cecanía  y la afabilidad en el trato que practicaba. Era buen lector y amante de la música clásica y la zarzuela. Disfrutaba del paisaje de Gredos en Hoyos del Espino, donde veraneaba, parando en el quiosco de la Carmencita, pasado el Puente del Duque, donde tenía por costumbre sentarse allí con su libro, mientras tomaba un café por la mañana y después su vino, igual que hacía en Sanxenso, donde veraneaba fijo.

               Por otro lado, de su trabajo e inquietudes que ahora compartimos destacamos el interés y el compromiso que demostró en las múltiples facetas de las que se ocupó.

               Así, se implicó como joven voluntario y dio clases de español en Francia. Vino destinado a Ávila como jurídico de la Dirección Provincial de Sanidad. Fue profesor de Escuela de Artes y Oficios de la capital, donde Impartió la asignatura de derecho. Militó y fundó el Partido Socialista Popular de Ávila (PSP), en cuyas listas fue candidato a senador por la provincia abulense. Destacó como prestigioso asesor fiscal, cuyo despacho sigue manteniendo su hija Eva, quien ha querido compartir en esta líneas entrañables recuerdos.

              Fue abogado, asesor, amigo y confidente de la Duquesa de Valencia, sobre quien conferenciamos atendiendo las observaciones de quien se consideraba su mejor ‘amigo’, a pesar de tener ideas políticas totalmente contrarias. Figuró en las listas de sangre del intento de golpe de estado del 23F que se publicitaron. Fue Secretario General de la Dirección Provincial de Educación.

             Finalmente, compartió entrañables y frecuentes momentos de amistad, paseo y alterne con Luis Álvarez de la Rosa, Secretario General del Gobierno Civil, y con Rafael Ruiz Requena, histórico socialista abulense, alto funcionario y gran aficionado al flamenco, y a los que recordó en notas necrológicas publicadas en prensa, cosa que ahora hacemos nosotros en estas líneas.

             VOLUNTARIADO. Con apenas 20 años y siendo estudiante univrsitario, Pablo Matías se enroló en un campo de trabajo de París [Chantier de Travail] del movimiento “Juventud y Reconstrucción” [Jeunesse et Reconstruction], una asociación amparada por la UNESCO creada en 1948 tomando como ejemplo al voluntariado surgido en la década de 1920, después de la Primera Guerra Mundial, cuando varias ciudades y pueblos europeo requirieron mano de obra para la reconstrucción. 

               Su misión era promover el desarrollo de jóvenes comprometidos y apoyar el desarrollo de las comunidades. Ocurrió entonces, que el 13 y 14 de junio de 1957 una gran riada destruyó un pequeño pueblo de los Alpes llamado Ceillac cubriéndolo de escombros, madera y lodo. Hasta allí fueron los voluntarios del “chantier” para ayudar a limpiarlo y reparar los daños, coordinados por la ONG Servicio Civil Internacional (SCI). Acudieron más de 300 voluntarios de 25 nacionalidades que durante un mes se turnaron en los trabajos de reconstrucción.

               Sesenta años después, el 5 de julio de 2017 el municipio de Ceillac expresó el agradecimiento de la población hacia aquellos voluntarios colocando una placa conmemorativa en la pared del campanario de la Iglesia de “Saint-Sébastien”, lo que se hizo en un acto multitudinario con la asitencia de ante un gran público que contó con varios cargos electos de Guillestrois y Queyras. Entonces, el alcalde Christian Grossan descubrió la placa con Laure Cumin - (sus padres se conocieron en este sitio de Ceillac en 1957 y allí se casaron un año después) - Sra. Roder, director regional del SCI, Valérie Garcin-Eyméoud, consejera departamental, Isabelle Sandrané, viceprefecto de Briançon. Pablo, por su parte, recordó emocionado aquellos días en una carta dirigida al acalde de Ceillac: «Me siento muy feliz, por supuesto, por lo que ayudamos y trabajamos en este pueblo. Estos recuerdos me encantan».

               La querencia  por  aquella aventura francesa se mantuvo en sucesivas estancias y visitas, no en vano en Francia vivía una parte de su familia emigrante desde Ciudad Rodrigo. Allí trabajó también en la vendimia y dando clases de español en la Borgoña.

               Finalizados los estudios universitarios, trabajó durante tres años en un despacho de Zamora. En 1965, aterrizó en Ávila como funcionario de la Dirección Provincial de Sanidad, destino elegido por ser el más cercano de su Salamanca querida. Pasados tres años, en 1968 se casó Mª Teresa González Díaz, natural de Poyales el Hoyo, con quien tuvo tres hijos (Eva, Pablo y Cristina). Vivió entonces al principio de la Calle Méndez Vigo de la capital, por lo que el barrio y la virgen de las Vacas pronto le hicieron “vaquero”, a la vez que este microcosmos fue para él el corazón de la tierra que le acogió.

             ACTIVIDAD POLÍTICA. Fue en Ávila donde Pablo Matías dio rienda suelta a su pasión por la política. Su espíritu republicano y progresista propició que militara en el Partido Socialista Popular (antes Partido Socialista en el Interior) que había fundado el profesor Enrique Tierno Galván en 1968 en ambientes universitarios, de ahí que en sus cuadros predominaran los intelectuales y profesionales, no en vano fue alumno suyo en la Universidad de Salamanca, donde se licenció en Derecho en 1958. De su amistad con el viejo profesor tenía enmarcada una carta de agradecimiento por su “testimonio de afecto” cuando era alcalde de Madrid. 

               El grupo abulense del PSP se reunía en casa de Pablo, situada en la calle Méndez Vigo, encima del Bar “Cinco Villas”, recuerda Isaac Muñoz Quirós, compañero también en aquellas lides. Entonces, en 1977, se convocaron las elecciones generales, y el PSP de Ávila presentó como candidatos al congreso a  Antonio Martín Coll, Agustín Sahagún de la Lastra y José María Gómez Martín. Pablo Matías, por su parte, fue el candidato al senado, obteniendo 7.257 votos, muy lejos de los conseguidos por los senadores elegidos: Darío de Benito (UCD), Alberto Dorrego (UCD) Julio García (UCD) y José Federico Carvajal (PSOE).

Poco después de estos comicios, el PSP se integró en el PSOE. En esa época, Narciso Serrano, de la Comisión Ejecutiva Provincial, cuenta que conoció a Pablo Matías «como miembro del PSP cuando fue con Nicolás Álvarez Álvarez a negociar su integración [por encargo del entonces secretario general del PSOE de  Ávila, Eduardo Cabezas], en absoluto plan de igualdad e integrándose la mitad de su ejecutiva provincial en la nuestra, liderada en ese momento Nicolás. Entraron en esa Comisión Ejecutiva Provincial (CEP) Rafael Ruiz Requena, quien fue nombrado Secretario General en el congreso de fusión del mes de julio, Agustín Sahagún de la Lastra, Santiago Vaquero, Luis María Cardalliaguet, quedándose Pablo Matías fuera de esa comisión y de militar en el PSOE, aunque siempre fue un simpatizante nato.

                A partir de ese momento, mi relación con Pablo fue más de amistad, dado su carácter abierto y francamente progresista, lo que nos llevaba a largas charlas sobre política local y nacional, con la circunstancia, muy apreciada por él, de su amistad con mi esposa Dominique por las temporadas que había pasado en Francia». A partir de entonces, Pablo dejó la militancia de partido, pero no el compromiso con su ideario, y aunque se barajó su nombre como candidato a la alcaldía de Ávila en las elecciones locales, cuenta José Luis Blázquez Canales, prefirió quedarse al margen.

                  LISTAS DE SANGRE PARA EL 24-F. El semanario Actual de fecha 20 y 27 de agosto de 1982 publicó en portada el siguiente título “Los que iban a morir del 24-F”. Seguidamente, en páginas interiores, el reportaje titula “Listas de sangres para el 24-F”, que empieza así: «Si el intento de golpe de estado del 23-F hubiera triunfado y las delirantes huestes de Milans del Bosch yTejero se hubieran hecho con el poder, de la noche de los transitores hubiéramos pasado al amanecer de los fusilamientos… ACTUAL ha tenido acceso a esa vrgonzante lista negra de compatriotas condenados a muerte sin razón ni lógica… lista de los españoles que debía ser eliminados».  Pues bien, en esa lista figuraba Pablo Matías, quien no pudo evitar  el desasosiego y la preocupación que este tipo denoticias se publican

               Al margen de que algunos han considerado que esta lista fue un bulo y que nunca existió, lo cierto es que el miedo y la preocupación en gran parte de la población fue real, particularmente, entre los figuraban en ella y los amigos, familiares, allegados y conocidos de estos. Eran en torno a 3.000 personas las que se tenía intención de eliminar de forma inmediata, según se dicía.

              En su mayor parte incluían candidatos a diputados del Congreso y senadores en las elecciones de 1977 y 1979, miembros de las ejecutivas de formaciones de izquierda así como nacionalistas y sindicalistas, y también a líderes de opinión, representantes de la cultura y referentes sociales.  

              Los abulenses que aparecieron en dicha lista fueron el propio Pablo Matías y los siguientes: Agustín Sahagún de la Lastra, Ángel Martínez Marín, Antonio González, Antonio Martín Coll, Carlos Sáenz de Santamaría, Carmen Pino Bartierra, Eduardo Ferrera Kettener, José María Gómez Martín, José Segovia Pérez, Luis Suárez Machota, Mariano Gómez Sánchez, Óscar Pacheco Andrada,  Pilar Fernández Arribas, Roberto Orozco Rebollo, Rodolfo Vázquez de Marcos y Serafín de Tapia.

              TRABAJO. Profesionalmente, Pablo Matías trabajó primero como jurídico de la Delegación Provincial de Sanidad, y luego como profesor de Derecho la la Escuela de Artes y Oficios, dando clase también en la UNED, en la Escuela de Turismo, en centro de Arturo Duperier y en el IES Alonso de Madrigal, entre otros centros. Más tarde ocupó el cargo de Secretario General de la Delegación Provincial de Educación y Ciencia que dirigía Eduardo Cabezas, con quien tuvo una excelente relación, en sustitución de Rafael Ruiz Requena, mientras éste ejercía como Secretario General de la Consejería de Fomento, cuyo titular era Juan Antonio Lorenzo.

              De la Delegación de Educación volvió a la Escuela de Artes y Oficios, siendo Director de ella el pintor Carmelo San Segundo. Aquí se jubiló «con el aprecio de todos sus compañeros y de muchísimos abulenses que le conocieron tanto por su paso por los puestos de trabajo que ejerció como por su despacho profesional desde el que asesoró durante muchos años, puede ser que desde siempre, al Colegio de Médicos de Ávila, por ejemplo», comenta Narciso Serrano.

              ASESOR FISCAL DE LA DUQUESA DE VALENCIA. Uno de los últimos momento que compartimos con Pablo Matías fue su absorvente ocupación como asesor fiscal de la duquesa de Valencia, María Luisa Narváez Macías, durante casi veinte años, los últimos de la vida de esta excéntrica aristócrata dueña del palacio de los Águila que luego donó en testamento a la ciudad: «fui su asesor fiscal durante muchos años y no creo que hubiera una amistad tan grande en Ávila como la que tuvimos los dos».  

             Los recuerdos de Pablo nos fueron de gran ayuda en las conferencias que dedicamos a la memoria de la duquesa (Diario de Ávila, 26/10 y 16.11.2022), y por ellos sabemos que, ciertamente, fue su fiel compañero de fatigas ante las reiteradas inspecciones tributarias de las que era objeto, aunque en años no llegó a pagarle sus honorarios. También fue su abogado en las visitas al ministerio de Hacienda, en cuya sede madrileña era recibida con honores, comiendo después en el famoso restaurante “Lhardy”. Ambos solían conversar en francés y compartían mesa y mantel en palacio, así como confidencias del pasado franquista de la duquesa. «No toquéis a Pablito», decía a duquesa a sus guardaespaldas falangistas.

             De esta época, también recuerda algunos momentos aciagos de las excentricidades de la duquesa, como cuando el recaudador Sr. Melero fue expulsado del palacio con insultos e improperios, o cuando colgó del balcón de palacio un crespón negro al paso de la comitiva de bienvenida a Sánchez Albornoz a su regreso del exilio en 1976. Todo un capítulo aparte.

             EJEMPLO DE PROXIMIDAD. Siguiendo a Josep María Esquirol y su filosofía de la proximidad, así como a Carlos López Navarro, pareja de su hija Eva,  Pablo Matías es un un buen ejemplo de esa característica humaista: «Hablaba de la humanidad, no desde lo genérico sino desde lo concreto, desde la cercanía a las personas, desde una relación con el prójimo cercano, sin hacer ningún tipo de distinción.

             Creaba proximidad con las personas con su capacidad de hacer que las cosas no le fueran indiferentes. Era un defensor del valor de la palabra y buscador de las cualidades humanas. Era un artesano de la amistad, día a día, cuidando de sus relaciones y viendo al otro como persona única, no como uno más. Desde su día a día y también desde su labor como profesor fue un faro, un candil para los demás, iluminando, guiando, siempre dispuesto a ofrecer un modesto consejo.

            Un humanista, un renacentista, buscando y encontrando la luz en la oscuridad, resaltando lo bello, lo poético. Daba la mano, su apoyo, no desde un positivismo abstracto si no desde la serenidad y la tranquilidad, buscando siempre comprender, como hacía Saramago, desde el respecto a la otra persona».

            Eva me apunta que muchos de los amigos de su padre le recuerdan como excelente consejero. Su cercanía propiciaba que las personas confiaran en el y le pidieran consejo (sobre que estudiar, sobre que decisión tomar, sobre relaciones personales….). Se entendía bien con personas de cualquier ideología, con todas dialogaba, las escuchaba y respetaba las opiniones aunque fueran distintas a las suyas.

             También tenía por costumbre que «al terminar la campaña renta, después de la cosecha, como él decía, se iba unos días a un monasterio o a un convento, habiendo estado en muchísimos. Buscaba la soledad, la tranquilidad, participaba en los rezos y cánticos de los monjes o monjas, se levantaba muy temprano y se unía a ellos». Entre ellos, el que más frecuentó fue el monasterio cisterciense de San José de Liérganes (Cantabria), y se carteaba con las monjitas en Navidad todos los años.