16 de septiembre de 2024

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REENCUENTRO EN ÁVILA CON CONCEPCIÓN ARENAL. LA PASIÓN HUMANISTA

REENCUENTRO EN ÁVILA CON CONCEPCIÓN ARENAL. LA PASIÓN HUMANISTA
REENCUENTRO EN ÁVILA CON CONCEPCIÓN ARENAL. LA PASIÓN HUMANISTA
Jesús Mª Sanchidrián Gallego
  • 29 de Abril de 2023

REENCUENTRO EN ÁVILA CON CONCEPCIÓN ARENAL. LA PASIÓN HUMANISTA

A propósito de la conferencia que impartimos el lunes 24 de abril en la Fundación Ávila (19:00 h.), evento organizado por la Asociación de Vecinos “Puerta del Alcázar”, sobre la herencia cultural en Ávila y la pasión humanista de la activista y pensadora Concepción Arenal (1820-1893), lo que ya avanzamos en estas mismas páginas (Diario de Ávila,  9/04/2023), volvemos la mirada a la mística. Y como decíamos a propósito su centenario (DAV, 3/05/2020), estamos en una segunda época de la historia de la mujer española: la primera lo fue con la santa abulense teresa de Jesús, y la segunda, ahora, nuevamente, con la pensadora Concepción Arenal, en palabras de Jacinto Benavente. Y es que Ávila tuvo a Concepción Arenal como el mejor referente intelectual de la mística de la virtud y de la filosofía de la caridad, así como de la justicia social en defensa de los más desfavorecidos, lo que en Ávila se produjo de la mano de los ilustrados de la progresía abulense “capitaneados” por Tomás Pérez González, abogado de los pobres, periodista y editor de varios de sus libros.

La relación de Ávila con Concepción Arenal Ponte, gira en torno al activismo social de un grupo de intelectuales republicanos y liberales, incluso algunos vinculados a la francmasonería, comprometidos con la revolución de 1868, que trabajan por el desarrollo de la ciudad desde renovadas instituciones benefactoras, como fueron en sus orígenes la Asociación de Misericordia y la Caja de Ahorros y Monte de Piedad, instituciones fundadas en 1867 y 1878, respectivamente. Activismo éste que sigue las teorías de Concepción Arenal, quien se había formado en el racionalismo humanista desde la teología, la filosofía y el derecho, y había escrito «La beneficencia, la filantropía y la caridad” (1861) bajo el siguiente lema: «La Beneficencia manda al enfermo una camilla, la Filantropía se acerca a él, la Caridad le da la mano». La caridad (del griego ‘agapë’, amor fraternal, y del latín ‘caritas’, amor) queda definida entonces como “sentimiento o actitud que impulsa a interesarse por las demás personas y a querer ayudarlas, especialmente a las más necesitadas”.

El ejemplo abulense en la erradicación de la pobreza y su nuevo tratamiento impulsado desde la sociedad civil abulense (sin menoscabo de otras iniciativas particulares, públicas o piadosas) llama la atención de Concepción Arenal en “La Voz de la Caridad. Revista quincenal de Beneficencia y Establecimientos Penales”, fundada por ella en 1870 con la intención de “representar en la prensa periódica a los pobres, a los tristes, a los encarcelados, y pidiendo en nombre de miles de afligidos un poco de conmiseración y simpatía”.  En esta línea, Concepción Arenal, dedica a Ávila un artículo tiulado ‘La Caridad en Ávila’ enalteciendo la labor de la ‘Asociación de Misericordia’ en favor del pobre y sin consignas de partidos. En respuesta, la Junta Directiva de la Asociación presidida por Tomás Pérez González manifiesta su satisfacción y gratitud por ejemplarizar a esta Institución para otras poblaciones, por el honroso recuerdo dedicado a Ávila, y por el estudio de la manera con que se practica la caridad en la capital. Alabanzas éstas que Concepción Arenal considera inmerecidas (“La Voz de la Caridad”, 15/07,1/10 y 15/10/1877).

Un año después, Ávila vuelve a ser protagonista en las páginas de la revista de Concepción Arenal por sus instituciones caritativas creadas frente a las garras cancerosas de la usura y lejos del concepto de “Instituciones voraces” ligadas al poder, como son la Asociación de Misericordia y la Caja de Ahorros convocantes de los “premios de la virtud” con la dirección de los benéficos Tomás Pérez González, Juan de Cruz Rovina, Celedonio Sastre, Gregorio Rodríguez Bonet, Manuel Lavajo, Calixto Fournier Moreno, Eduardo Mayoral y Leoncio Cid y Farpón (“La Voz de la Caridad”, nº 205, 15/09/1878). Más adelante, insiste Concepción Arenal en los elogios a las instituciones abulenses y resalta el ejemplo moralizador de las pioneras y exitosas Cajas de Ahorros Escolares abiertas en la Escuela Normal de Maestros, regida por Marcelino de Santiago, quien también tiene calle en Ávila, y en las escuelas de prácticas de maestras, del ayuntamiento, la inclusa y párvulos, con casi doscientas libretas abiertas (“La Voz de la Caridad”, nº 233, de 15/11/1879). Dicho artículo se publica también en “La Crónica de Ávila”, y se reseña en “La Nueva Prensa” y en el semanario salmantino “Adelante” del 30/11/1879, entre otros medios, lo que hace que el Ayuntamiento, en sesión del 26/11/1879, acuerde mostrar su agradecimiento a la autora. Concepción Arenal se complace de ello en escrito del 7 de enero de 1880, a la vez que se hace eco de la felicitación a Ávila de la Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País por la creación de las Cajas Escolares de Ahorro (“La Voz de la Caridad”, nº 242, de 1/04/1880).

Llegados a este punto, nos detenemos en la biografía de Tomás Pérez González (1838-1883), de quien sabemos nació en Salamanca donde se licenció en Derecho; en 1860 se afinca en Ávila como abogado; en 1862 regenta el colegio de internos; en 1865 dirige el periódico ”El  Avilés”; en 1866 es nombrado concejal; en 1867 es el Secretario de la Junta Directiva de la recién creada Asociación de Misericordia; estuvo afiliado al partido democrático radical ocupando el cargo de Vicepresidente de la Junta revolucionaria en 1868; fue Secretario del Gobierno civil y en 1871 elegido Diputado provincial por el partido de Cebreros; en 1872 es nombrado Gobernador civil; en 1878 es nombrado presidente de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad y de la Asociación de Misericordia;  en 1879 dirige interinamente “La Crónica de Ávila”;  en 1880 es diputado provincial por Arenas de San Pedro y tiempo después por de Barco de Ávila;  y en 1882 forma parte la Junta organizadora del III Centenario de Santa Teresa y dirige su “Boletín”, a la vez que publica en el “Semanario de las familias” un extenso artículo sobre la basílica de San Vicente, de cuyo Consejo de Fábrica formaba parte (“El Progreso, 23/07/1884). Por estos méritos, el Ayuntamiento acordó, en sesión del 6 de febrero de 1896, ponerle su nombre a la actual calle Alemania, lo que se recuerda en el primer centenario de Concepción Arenal (“Diario de Ávila”, 30/01/1920).

No fue casualidad entonces que Tomás Pérez decidiera convertirse en el editor en editor en Ávila de parte de la obra Concepción Arenal, de quien publicó en 1880 “Las Cartas a un obrero”, aparecidas antes en “La Voz de la caridad”, y la inéditas “Cartas a un señor”, formando con ellas el libro “La cuestión social”, un tratado de moral y social sobre relaciones entre capitalistas y obreros. Concepción Arenal agradece con sentimiento de justicia y prueba de amistad la iniciativa editorial de Tomás Pérez, quien contesta que su intención ha sido “elevar el nivel de las clases obreras por medio ahorro, del trabajo y de la asociación” siguiendo sus consejos y elocuentes escritos. Cuatro meses después, Tomás Pérez continúa su labor editorial y publica en la misma imprenta “La Propaganda literaria de Ávila “Cuadros de la guerra”, una serie de artículos aparecidos también en “La Voz de la Caridad” que se suceden como “cortejos fúnebres de la guerra” (“El Eco de Salamanca”, 9/01/1881), escritos a partir de la trágica experiencia de Concepción Arenal durante la guerra carlista, época en que también fue Secretaria general de Cruz Roja en Madrid. Y como ejemplo del seguimiento en Ávila de su obra, el periódico “El Amigo” (11/03/1882) reseña que “La Unión de Ávila” publica un sentido artículo titulado «La enseñanza y doña Concepción Arenal», en el cual se ensalza a la asombrosa escritora, gloria de España, con ocasión del tercer premio que ha obtenido de la Academia de Ciencias Morales y Políticas por su Memoria “La Instrucción del Pueblo”, añadiendo que “Ávila es una de las poblaciones de España que más justicia ha hecho a esta mujer superior”.

Coincidiendo con la publicación en Ávila de las obras de Concepción Arenal, la ingente actividad social abulense es elogiada también por Antonio Guerola con el título ‘Ávila Benéfica’ (“La Voz de la Caridad” nº 260, 1/01/1881), donde repasa la historia de la vieja ciudad castellana de nueve mil habitantes y finaliza citando a Teresa de Jesús como referente abulense concluyendo: Si Ávila tiene el título de ‘Ávila de los Caballeros, bien merece hoy el de ‘Ávila de los bienhechores’». A ello, Fermín Hernández Iglesias añade que la “Asociación de Misericordia” presidida por D. Francisco Benito Nebreda ha atendido a 22 hombres y 16 mujeres, 84 pobres transeúntes y 130 familias socorridas en su domicilio (“La Voz de la Caridad”, nº de 15/03/1883). Anteriormente, Concepción Arenal había escrito en el ensayo sobre el “Juicio Crítico de las obras de Feijóo”: «Aquel grande espíritu rompió los estrechos moldes de la quietud pasiva del claustro femenino; se elevó, no porque fue monja, sino a pesar de que lo era, ejercitándose y perfeccionándose en la lucha, en los cuidados punzantes, en el dolor, en la abnegación y en el sacrificio. Santa Teresa de Jesús fue una criatura excepcional» (“Revista de España”, nº 55, 3/1877). No obstante, el misticismo renovado de Concepción Arenal, una liberal y heterodoxa católica, no comparte la vida contemplativa y defiende la caridad religiosa como una obra de justicia social.

Pero no todo es tan idílico, ya que según informa Patricio Arenzana Martínez, catedrático, republicano miembro de la Logia masónica “La Entereza”, y lo recoge la Comisión de Reformas Sociales en 1884, “tal y como se practica la caridad en Ávila [ésta] deprime al que la recibe y muchos persisten por encontrar acomodo en el sistema”. Más aún, escribe Eduardo Cabezas, durante el periodo 1875-1923, la caridad en Ávila no estuvo dedicada a paliar carencias, si no a la distinción de los “acomodados” o de organizaciones públicas o apostólicas, a cambio de gratitud y lealtad sociopolítica que evitara la lucha de clases (“Los de siempre”, 2000).

Aún después de la muerte de Concepción Arenal Ávila, Ávila sigue el ejemplo de su iniciativa en la promoción de viviendas puesta en marcha en 1883 mediante la fundación de la sociedad ‘La Constructora Benéfica’. Así, Francisco Nebreda, rico propietario y diputado republicano, cofundador, junto a su cuñado Tomás Pérez y otros prohombres, de la Asociación de Misericordia y la Caja de Ahorros de Ávila y también con nombre de calle en Ávila, promovió en 1900 la construcción de un barrio obrero de cuarenta viviendas presidido por una gran escuela en el entorno del convento de san Francisco (“El Ideal”, nº 186, de 27/06/1901).

Finalmente, la memoria de Concepción Arenal y la culminación de su estrecha relación con la Ávila se produce con la nominación de la plaza situada frente a la antigua cárcel, lugar donde está el archivo provincial desde 1999, el cual antes fue iglesia San Silvestre y luego convento del Carmen Calzado fundado en 1361, y prisión desde 1852, tras la desamortización eclesiástica. En esta cárcel, Ávila celebró en 1920 el primer centenario del nacimiento de Concepción Arenal, y durante el acto varios de los asistentes piden al ayuntamiento que la plaza del presidio llevara su nombre, destacándose el honor de la ciudad de que en ella figurara el nombre de una mujer que constituye la mayor gloria del siglo XIX (“El Diario de Ávila”, 30/01/1920). La solicitud es traslada a la corporación municipal por el señor Martín López, representante municipal que estuvo presente en la efeméride, siendo aprobada en sesión del 4 de febrero de 1920. Con ello, se hizo a la activista intelectual visitadora de prisiones que tanto lucho por la reforma de la penitenciaría española en favor de la humanización de las cárceles, el auxilio moral del preso y su resocialización: “los criminales son personas y no cosas” (“Cartas a los delincuentes”, 1865; “El visitador del preso”, 1891).