Abril llega con la suave premura de un tiempo en la memoria, con el sediento secreto de lo calmo y veraz, de lo inocente y lo ganado en el trascurso de la aventura silente de la primavera. Abril espera en la mirada inconcreta de los balcones en un amanecer de límites abiertos, en el rastrojo de la serena página de la lluvia herida. Abril es un aleteo de infantiles sobresaltos, de juveniles miradas en las palabras robadas a un sueño en los párpados de las alondras.
No hay otro tiempo más débil, más suave. mejor encendido en las hogueras del corazón de los jazmines.
Ahora que abril se acerca con los pasos de los amaneceres encendidos, el mundo reinventa su claridad de plata para llenarnos las mañanas de un sencillo perfume de agua limpia y rosas en libertad que se ocultan detrás de los tapiales de la madrugada.
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