Hoy llovíó en la mañana gris
donde el agua es vertiente de inmóviles instantes
que se precipitan como esperando el modo
de sucumbir en el aire que aguarda
la luz sobre los árboles desnudos y callados.
He paseado las calles bajo un palpitar desnudo
que se aletarga en los arcos de la plaza
para escribir sobre la piedra garabatos de melancolía
y de misterio. Sucede
cuando la ciudad es más elemental
y más cercana,
tímida escalera de peldaños de tiempo,
cuando se encuentran a tu paso
signos de una lejana identidad, de un modo extraño
de palpitar en el territorio silente de la memoria
que transforma el momento en una sombra.
Vivo así permanente en su olvido de siglos,
depositado sobre la quietud de la mirada
de granito y de sol, de lluvia y de alumbrado
desolado sosiego.Te busco buscándome,
ciudad para dormir pájaros en tu noche
de apagada soledad silenciosa,
hoy sin estrellas. Lejana y quieta.