26 de noviembre de 2024

De Poesía - En el ángulo oscuro

Juan de la Cruz

Juan de la Cruz
Juan de la Cruz
José María Muñoz Quirós
  • 14 de Diciembre de 2022

Hoy, ya 14 de diciembre, en los primeros minutos del día que celebra la festividad del santo poeta, del  fraile carmelita, y cuando cuentan las crónicas que la muerte del santo fontivereño acaeció, a la espera de tocar maitines en el cielo, nos llenamos también de palabras y de versos, de luz y de silencio interior, de vacío y de nadas colmadas de poesía y de sueños.

Juan de la Cruz, antes Juan de Yepes en la niñez y en la mocedad, para después ya en Medina del Campo ser Juan de Santo Matía, y viajar a Salamanca para estudiar en sus aulas, culminando su metamorfosis en Juan de la Cruz, ya entregado al silencioso vagar por los caminos del alma, ya envuelto en la sequedad de los valles nemorosos y las ínsulas extrañas donde fue cultivando canciones y versos, prosas y dichos, emociones tan hondas que se visten de luz no usada.

Juan de la Cruz es el poeta con más ansias de vuelo, con más inconmesurable sentido de la belleza y de la búsqueda de lo invisible, de lo oculto, y desde su pasar sin ser notado es el más intenso conocedor del sentimiento poético de todo cuanto nos rodea. Acercarnos hasta su palabra es una aventura que se vive con los ojos del entendimiento, que fluye como un río desbocado hasta colmarnos, hasta bañar nuestros sentidos con versos y sensaciones siempre intensas.

Hoy 14 de diciembre es una buena ocasión para acercarnos una vez más hasta su cántico donde el Amado y la Amada buscan encontrarse hasta fundirse en un inmenso temblor de Paz y de Amor, y brotar en la llama de amor viva que tan delicadamente nos enamora. Vivir la noche hasta gozar de la plenitud del alba..

Viajemos hasta las fronteras de sus pasos, hasta las huellas de sus sandalias y escuchemos muy dentro de nosotros su voz, ese susurro de serennidad y de misterio, de música callada y de soledad sonora, y al aire de su vuelo podremos acercarnos al infinito paraje del silencio, a la belleza íntima del corazón, a la luz que nos colma con la sabiduría.

En el origen está Fontiveros, en el último recodo übeda. Y siempre, en cada instante del sendero, su palabra y su secreta armonía de inmensidad y paz.