Retorno de un viaje por las tierras del sur, ese paisaje y esa mágica realidad que se enciende en la luz de plata de las tierras de Cádiz. Y la poesía vuelve a tejer las palabras elegidas en la intensa belleza de este rincón de España. El mar, los días transparentes, el azul que se disuelve en un cielo solo interrumpido por un horizonte de luces atravesadas por un vuelo de gaviotas.
Para volver al Sur tienes que escribir cada nombre y cada lugar con la sal del agua que se rompe al llegar a las costas de estos pueblos luminosos. Cada espacio abierto a la sorpresa.que te depara es un temblor de emociones y de sueños compartidos con la naturaleza.
El Sur te espera siempre con los brazos iluminados por la claridad de la vida, herido por una nostalgia de peces y de flores, en jardines y en riberas de arena y de espuma.
Profunda es la voz que te canta y que te llama al acercarte a sus labios de tiempo y de memoria recuperada en el lenguaje de cada instante: encontrarás un verso escrito en cualquier página donde se esconden las emociones y la melancolía de un mundo esencial y derramado en tus recuerdos. Allí vive lo que has sido, tu origen y tus raíces, las voces que no se escuchan jamás si no atraviesas sus puertas abiertas de par en par en tu corazón. Sabes que el Sur está en ti como identidad de lo que mana en el inconsciente, en la sombra de tus huellas, en la voz de mi madre, en el dibujo originario de cada imagen ahora recuperada.
Medina Sidonia es un lugar revestido por una simbiosis que junta en un mismo racimo la infancia de quienes me precedieron y el hoy lejano de Castilla, dos paisajes, dos miradas, dos historias cruzadas en un abrazo..
Para volver al Sur, como ahora, ponte en la voz el silencioso arrullo del ceceo, la brújula que te enseña los caminos, y sigue la ruta que nadie antes inició: al final del sendero están los brazos de mi madre esperándome.
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