Es esta noche extrañamente oscura: la vida ha retornado siempre desde la memoria que construye las cosas a su modo, que va siendo cada vez más contundente en sus apreciaciones, en sus gestos difíciles.Viene hasta mí la inmensa espera, en una noche como esta, de la muerte de mi madre, aquel amanecer del 19 de julio, aquella mañana en la que la claridad del día venía acompañada del sentmiento desnudo de la ausencia, a partir de ese instante, también en un tórrido verano como ahora.
Y también ahora esta poética que se inicia en una elegía de dolor y que continúa muchos años atrás, el mismo día de julio, con la partida de mi padre, extrañamente en una coincidencia que no deja nunca de sorprenderme. Vivimos en la luz del recuerdo, en el pasadizo de lo que nos viene dado por la realidad, en el desierto luminoso de la añoranza: vivir es esta sucesión de momentos, de hechos, de sentimientos., recuerdos nudados en la meditación de un tiempo ya lejano.
Escribo con la mirada puesta en la noche y en un instante que, perdido para siempre en sus vidas, me devuelve la infancia y la intensa presencia de su vivir en nosotros..