No necesitamos
tener un vigilante detrás,
mirando nuestros pasos
y nuestro modo de vivir.
No necesitamos
defender la libertad
de nuestros actos.
Solo seremos libres
cuando comprendamos,
sin ningun recoveco,
la manera de ser
frente a quienes están
junto a nosotros,
y podamos
aceptar la libertad,
sin condiciones,
de quienes viven a nuestro lado.