No hay más tiempo en la luz
que el que guarda la noche:
ahora pasan los días veloces y constantes,
como si el agua del mundo no nos puediera mojar,
como la fuerza del viento nada pudiera contra nosotros.
Finaliza un ciclo y otro se abre.
Ojalá que la inocencia de ser hombre
nos colme con sus sombras
de tiempo y de memoria.